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Acceso al circo del Vignemale por el Valle del Ara, remontando la marmolera del Montferrat y el corredor Moscowa hasta el Pico de Cerbillona (3251m).
Datos técnicos

  • Desnivel positivo: 2050m.
  • Distancia: 28km.
  • Dificultad: media (alta exigencia física).
  • Material adicional: piolet, crampones y cordino por el corredor de la Moscowa.
  • Duración: 09:50 horas.
  • Punto de partida y llegada: San Nocolás de Bujaruelo.
  • Cartografía: mapa Alpina del Vignemale.

Cuando el año pasado fuimos a conocer el Vignemale o Pique Longue por el glaciar de Ossau, una pareja de franceses nos hacían delicias hablándonos del Valle del Ara. Desde la zona del Pico Central y el Pico Cerbillona, ​​nos la mirábamos deslumbrados.

La temporada de invierno parece que se aplaza hasta finales de mes, por lo que disponemos de un domingo extra para hacer el turista y activar el modo «explore».

Salimos el sábado noche de Manresa dirección Torla, y de ahí tomamos el desvío hacia San Nicolás de Bujaruelo. Con tres horas y media somos en el parking. El objetivo principal es subir al Circo del Vignemale por el corredor de la Moscowa, y si las condiciones y el tiempo lo permiten, realizar una circular épica, coronando el Pico Central (3235m), el Pico Cerbillona (3257m), el Clot de la Hount (3289m) y el Pique Longue (3299m) para acabar descendiendo el glaciar de Ossau hasta llegar a la presa (embalse de Ossau), subir el Turón de la Canal y el Puerto de Bernatuara, atravesar los ibones y llegar hasta Bujaruelo.

No obstante, es complicado y no conocemos el valle ni las condiciones que encontraremos arriba, de manera que disfrutando y tomando medidas para otro día estaremos satisfechos.

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San Nicolás de Bujaruelo és el punto de partida.

Se nos engancha el saco y hasta poco antes de las ocho no arrancamos. La entrada del valle siguiendo el río Ara es de una gran belleza para los ojos: vegetación en grande, agua cristalina, paredes de roca imponentes a ambos lados y puentes de todo tipo a lo largo del recorrido. El inicio se puede hacer atravesando el puente románico y siguiendo el sendero o por la izquierda, siguiendo el GR. Un trozo más adelante se cruzan de nuevo los caminos. Tomamos un desvío a la derecha señalizado e iniciamos un largo tramo de pista forestal que coge altura a la derecha del río, siguiendo en todo momento el curso de éste.

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Valle del Ara bajo las primeras luces del día.

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Conforme avanzamos, la grandeza del valle (en todos los sentidos) se hace notar tanto por delante como por detrás. Solitaria, armónica y llena de encanto, con todos los elementos característicos para poder catalogarla de mágica. Ganado pasturando por todas partes, puentes tibetanos abajo al río y mucha vegetación. Pasamos el Refugio de Ordiso, con dos habitaciones y simple pero muy efectivo, tomamos el sendero que sale por detrás y seguimos cogiendo altura dirección a la cabaña o refugio de Cerbillona. El valle se abre y la gran vegetación cada vez es más escasa, dando paso a los prados, las zonas rocosas y un terreno más árido.

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Cargando pilas en el refugio de Cerbillona, justo antes del ascenso a la marmolera del Monferrat.

Bajamos unos metros para encontrar el refugio de Cerbillona, ​​una auténtica casita de montaña de dimensiones reducidas y muy acogedora. Un imprevisto nos obliga a hacer una larga parada para intentar recuperar el tono. Perdemos casi dos horas y nos espera el tramo más exigente, la subida por el barranco de Cerbillona hasta la marmolera de Montferrat y el corredor de la Moscowa que nos dejará arriba el circo. Vamos tarde y el camino es confuso conforme nos acercamos a las impresionantes paredes que conectan con el circo del Vignemale. Mucha piedra suelta y algunos hitos que dibujan un camino imaginario. Llegados a la marmolera del Montferrat, se intuyen distintas opciones para superar el último tramo vertical y plantarnos arriba. La canal de la Moscowa queda oculta a la izquierda y está marcada con hitos, pero hay que estar muy atentos. No encontramos los hitos y optamos por subir por un corredor muy expuesto, con pasos de IV y tramos de hielo. Muy espectacular, exigente y técnico al mismo tiempo. Unos 150 metros para encarar un último tramo de piedra suelta en un camino muy evidente que nos deja el cuello de Lady Lister.

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Entrada al corredor de la Moscowa.

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Las vistas son de lo mejor que nos regala el Pirineo, extendiéndose hacia el Monte Perdido, el Taillon, el Casco, la Brecha de Rolando, los Gabietos, el Midi de Ossau, … una gozada en medio del Pirineo más salvaje y alpino.

Habrá que modificar los planes iniciales, ya que es tarde y llegar al Pique Longue nos pide casi una hora más de cresterío. Un alpin running hasta el Pico de Cerbillona (3247m) será la opción más conservadora y segura, ya que deshacer todo lo que llevamos hecho con las piernas tocadas será largo. Rodeados de un entorno mágico y después de más de 2000m + duele despedirse, nos quedaríamos horas y horas escuchando el silencio y descubriendo todas las anécdotas que nos regala el relevo.

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Circo del Vignemale con el Pique Longue a la izquierda y el Montferrat a la derecha.

En el descenso, el primer tramo hasta la Aguja Cerbillona (3051m) es entretenido y técnico, con mucha piedra suelta. Aquí llegan las dudas y el suspense. Bajar por el corredor que hemos subido sin cuerda es impensable y habrá que buscar alternativas. No podemos perder tiempo y estamos en medio de la inmensidad y en un terreno desconocido. A los pies metros y metros de piedra que no perdonan un error en falso. Tras investigar, decidimos probar suerte por el corredor que queda más cerca de la Aguja, paralelo al que hemos subido y que termina siendo el famoso Moscowa. Sin ninguna dificultad y muy evidente y marcado, con un santiamén llegamos al punto donde se bifurcaban los dos corredores. Nos damos cuenta que la escalada que hemos hecho de subida era una locur visto las condiciones y la accesibilidad del Moscowa. Ahora ya lo sabremos para la próxima. Atravesamos las pequeñas lenguas de nieve y aceleramos por la marmolera del Montferrat a ritmo ligero y con muy buenas sensaciones. Metros y metros de bajada en un pedregal inacavable muy perdedor, ya que los hitos escasean y no hay camino, es todo tartera y piedra suelta.

Conforme perdemos altura, el color verde gana poder respecto al gris de la roca.

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Mochila completa i compacta. 11 litros aprovechados al máximo!

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Las últimas luces del día nos sirven para llegar al punto de partida y nos regalan una despedida de postal.

Todo un descubrimiento el Valle del Ara, no sólo por su belleza, sino también por las posibilidades que nos hacen volar la imaginación y nos llenan la agenda de proyectos.

28 km con más de 2000m de desnivel positivo, una curtida de las que te dejan un buen sabor. No hemos logrado el gran objetivo de la vuelta circular al Vignemale, pero hemos descubierto un entorno muy auténtico que hasta ahora nos era desconocido. Volveremos!

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Track ruta:

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