6 y 7/1/16 Adventure in mode on: Barcelona – Helsinki – Nagoya – Chitose (Hokkaido) – Moiwa
Después de un viaje de casi un día, sumado al cambio horario (8 horas menos en Japón), llegamos al aeropuerto de Chitose, en la isla mágica de Hokkaido. Aparentemente no parece tan nivosa como la fama que tiene, pero sólo alquilar el coche y emprender dirección Nisseko (casi dos horas de trayecto), pasamos de un cielo abierto donde se intuye una puesta de sol espectacular en el horizonte del Océano Pacífico, a entrar en un microclima sumergido entre nubes y un ambiente espeso.
Llegados al lodge Woodpeckers, junto a la estación de Nisseko Moiwa, nos encontramos con los compañeros que ya llevan días diseñando su road trip en tierras niponas. A ellos sólo les queda un día y medio de actividad antes de coger el vuelo de regreso. Nos ponen al corriente de todo, acumulaciones, previsiones, lugares spot ski (top) y el día a día en una zona tan curiosa, donde no para de nevar, y si lo hace, la tregua dura pocos minutos.
Conocemos a Shinya, responsable del lodge y toda una institución en la zona, ya que es el jefe de la previsión y control de aludes. Aparte de llevar el lodge, se encarga cada día a las 5:00 am de salir a hacer el parte meteorológico y de riesgo de aludes. «Welcome to Moiwa, this is my home and I open to you» (Shinya).
Celebrando la llegada a ritmo de sake y una buena comida a la japonesa.
Cenamos a las 19:00, compartimos una interesante conversación y decidimos al día siguiente probar suerte en Rusutsu. Viendo el panorama, no me puedo estar de salir a hacer la primera subida con pieles por el lateral de la estación de Moiwa. El descenso con frontal entre árboles, con medio metro de nieve polvo es inhumano! Desde aquí se puede ver como las otras estaciones de Nisseko United (es el dominio, que comprende Nisseko Annupuri, Nisseko Hirafu y Nisseko Grand Hirafu), todavía quedan en funcionamiento, con un impresionante alumbrado en las pistas.
Cuando el fanatismo puede más que el sueño y el jetlag. Estrenarse con una foqueada nocturna is bien!
Quemada la primera carga de adrenalina, es hora de recuperar fuerzas y eliminar el jetlag cuando antes.
8/1/16 Rusutsu y la zona Natural, un paraíso rodeado de un parque de atracciones
A las 6:00 am todos en pie, con tiempo para un buen desayuno nipón, cargar los coches y salir dirección Rusutsu. Nos esperan unos 30km de trayecto que con la carretera colapsada de nieve nos llevarán casi una hora. Se trata de una estación menos turística que el complejo de Nisseko, pero con la misma acumulación de nieve y precipitación.
La estación queda dividida en dos sectores, unidos por una góndola que atraviesa la zona llana donde se encuentra el parking. Optamos por ir al sector más grande, donde hay más variedad y desnivel. No obstante, la pendiente es poca y la mayoría de los bosques que nos generan admiración están rallados desde primera hora. Recuperamos fuerzas con un buen Ramen (sopa caliente con nudles y carne) y nos dirigimos al otro lado de la estación.
Corzos pirenaicos en la otra punta del mundo!
Destacar la zona Natural, un bosque no muy largo pero con bastante pendiente que dispone de módulos de madera cubiertos de nieve para poder hacer saltos y practicar un freestyle más natural. Nos regalamos unas bajadas impresionantes. En la última, montamos pieles en los esquís y hacemos una travesía desde la parte alta hacia la derecha, sobrepasando una cornisa y cogiendo altura. Desde abajo lo veíamos claro y algunos trazas ya marcadas nos dan la razón. Entre la cornisa encontramos una entrada fiable y segura. Estamos espectantes, pero sólo entrar en la zona abierta de arriba la nieve es una delicia, polvo seco que se deja hacer a ritmo de paso doble.
Face shots a tuti pleni, descenso con velocidad y una pendiente mantenida de treinta grados que nos permite jugar con el tempo. Entramos en la zona boscosa y descubrimos una línea directa en una pequeña canal que resulta la guinda a la bajada del día, que seguro estará en el top del viaje. Qué gran manera de arrancar!
La última bajada en Rusutsu fue orgásmica, con un entorno de fantasía!
9/1/2016 Descubriendo un rincón desconocido: Kiroro y el sector «Nirvana».
Tras la recomendación explícita de los dos Xevis, nos vemos obligados a probar suerte en la estación de Kiroro. Un poco apartada de Moiwa (45km aproximadamente), pero con mucha vida y una gran infraestructura. La góndola permite un acceso rápido de la base en la parte más alta. Desde arriba se abren las posibilidades, pero la mayoría son con poca pendiente y quedan limitadas con llanos en algún tramo de la bajada. Sin duda, la mejor opción la encontramos a la izquierda de la góndola, un sector llamado «nirvana» que presenta bajadas con pendiente y árboles hasta llegar al río (muy peligroso por los abundantes agujeros y la altura hasta el agua) .
Welcome to Japow. To breathe pow & to wear a white bear, the most excitng customs!
La otra opción interesante, con el mismo fin en el río, la encontramos cogiendo los dos sillas de más a la izquierda de la estación. En este caso, podemos remontar unos metros más con las pieles de foca o tirarnos directamente hacia la derecha, con tendencia a trazar una diagonal hasta llegar al mismo camino y río de la zona nirvana. Esta zona es menos frecuentada que la primera y permite unas líneas muy buenas, con un terreno excepcional.
De vuelta hacia Moiwa, decidimos hacer una parada exprés en una zona que nos había llamado mucho la atención en la ida. Se trata de los míticos paraludes japoneses, unas estructuras metálicas que se colocan en los laterales de las carreteras para evitar que la nieve caiga. Saltarlos es una de las delicias de cualquier freerider, un sueño que hasta entonces sólo habíamos visto en las revistas y en las pelis. Coche con los cuatro intermitentes y abrir traza hasta la parte alta. Terminamos la jornada con frontal y cargando los bartulos en el coche antes de que nos aparezca la policía japonesa o los ski patrols y nos regalen una receta.
Una ronda de paraludes es obligada en Japón! Cerrando un día épico.
10/1/2016 Encontrando oro blanco en la Gate 2 de Nisseko Annupuri. El mal tiempo no nos permite la travesía de Skimo.
Visto que la nevada no tiene fin, buscamos alternativas para foquear cercanas a Moiwa. Tras las recomendaciones de Shinya, decidimos emprender aventura hacia Nisseko, concretamente en el sector Annupuri, a tan sólo 5 minutos del lodge Woodpeckers. En esta estación hay afluencia de riders internacionales de todas partes, y hay que estar atentos porque la gente no perdona. Rápidamente vemos que como nos ha dicho en Shinya, la Gate 2 es la que más perseguidores tiene. Saliendo de la góndola, cogiendo un pequeño silla de dos, nos queda a la izquierda. Hay que caminar un trozo hacia arriba y tirar una diagonal de izquierdas hasta superar una zona de vegetación. Las opciones son varias y todas llevan a un valle.
Champagne powder, un lujo que el Piri cuesta encontrar.
Las primeras líneas quedan marcadas en cuestión de minutos, pero si seguimos la diagonal y atravesamos unos árboles, este terreno es todo nuestro. Líneas continuadas con pendiente y una nieve de la mejor calidad. Face shots y unas bajadas orgásmicas. Visualizamos diferentes opciones para cuando montemos las pieles, progresando hacia arriba a la cima y bajando por el otro lado del valle.
Danipow a ritmo de face shot!
Conforme avanza el día la meteo empeora, el día se cierra y el viento se intensifica. La estación cierra parcialmente y decidimos que no vale la pena alargar la jornada foqueando.
11/1/2016 Mount Yotei, una joya rodeada de magia.
Dejamos para el último día en el sur de la isla (que a priori parece el que menos precipitación presenta), una de las actividades más preciadas para cualquier esquiador que busca una buena bajada de nieve polvo, con desnivel y un entorno de película en la montaña más salvaje. El Mount Yotei es un volcán de 1898 m situado a unos 30km de Nisseko. Un cono perfecto de gran dimensión que exige una larga aproximación, una subida progresiva entre el bosque y que toma pendiente en los últimos metros, justo cuando llega el tramo abierto que da acceso al cráter (una zona que siempre requiere cuchillas y / o crampones debido al hielo formado por los fuertes vientos).
Vista del Mount Yotei desde el cementerio de Makkari Village. Un volcán perfecto salido de la nada.
Seguimos las recomendaciones de Shinya y salimos del parking de Makkari Village, justo al final de una calle muy larga que lleva al cementerio (en estos momentos enterrado por la nieve). Parece que en este pueblo en invierno la muerte no está permitida. Aquí aparcamos y emprendemos la aproximación por el plano con tendencia a la izquierda, siguiendo unas trazas que nos dan vida en un entorno de nieve polvo profunda. Pronto empezamos a coger altura y a intuir unas líneas de sueño entre los árboles, con la suficiente separación para buscar giros abiertos y bajar con velocidad. Atrapamos el grupo que nos abría traza y nos ofrecemos para relevarlos, pero dicen que están cansados y tiran hacia abajo. La emoción y las ganas de encontrar una bajada de gran desnivel nos motivan a seguir hacia arriba. La pendiente y la nieve polvo nos obligan a apretar los dientes y a sudar la gota. El frío es intenso, con ráfagas de viento que hacen caer la sensación térmica en picado. Los árboles comienzan a escasear y la nieve en las zonas abiertas ya está más dura. La visibilidad más arriba no acompaña y sin crampones ni cuchillas, hacer cumbre será una misión imposible y sin sentido.
Damos por finalizado el ascenso con un frío siberiano, toda la comida y el beber congelados, las barbas colgando como estalactitas y las extremidades sin sensibilidad. Seguramente hay -25 °, con una sensación térmica de -30 °. Sacamos pieles, nos abrigamos y buscamos la mejor orientación para la bajada. Los primeros giros son pura magia, la nieve es champagne powder y vuela dibujando unas eses perfectas. Un entorno idílico que presenta muchas opciones y parece no tener fin. La parte baja, con las vistas del plano y las casas nos regalan una panorámica de postal. La nieve es más pesada abajo, pero el regreso al coche es muy directo y precioso, con unas formaciones entre los árboles, pillows constantes y un terreno adictivo que nos llevan a un cuento, donde la tranquilidad y el poder de la naturaleza se apoderan de nuestro placer más profundo.
Cargamos el coche y nos dirigimos al centro de la isla. Asahikawa nos espera.
Track de la ruta al volcán Mount Yotei:
http://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=12064471
12/1/2016 Furano nos invita al backcountry más auténtico.
Sorprendidos por la inmensidad de Asahikawa, una ciudad de grandes dimensiones sumergida en el blanco y el frío, las nevadas continúan siendo una constante. Nos levantamos temprano para coger fuerzas y dirigirnos a Furano, seguramente la estación más completa del centro de la isla. Hora y cuarto de coche y llegamos al lugar, dejando el coche en la zona izquierda de la estación (New Furano Prince Hotel), junto a un inmenso edificio. El paisaje no defrauda y se intuye un espesor de nieve nueva considerable. Optamos por subir hasta arriba con el ropeway y el silla. Delante mismo nos queda una Gate que permite entrar en los bosques de la izquierda y reencontrar las pistas por el camino de abajo el río. Aquí las opciones se multiplican. Todas los descensos son buenos, desde las primeras hasta las últimas que las encontramos poniendo pieles y alargando la diagonal hasta la cresta, donde se forman unas pequeñas cornisas. Tambien se puede rodear todo el valle por arriba y bajar por los bosques de adelante que confieren al mismo río. La estación es una mina de buenos rincones, nieve de calidad y mucha cantidad, así como la pendiente que queríamos. El frío es destacado (entre -14 y -20), con una sensación térmica bajísima en las partes altas. Es importante que el pegamento de las pieles no toque la nieve, pues se congela al instante y se hace imposible pegarlas. Líneas de sueño, bajadas con pendiente, saltos, bosques abiertos y más de medio metro de nieve nueva que nos regala el backcountry más auténtico, lo que nos gusta a nosotros y lo que echábamos de menos en el resto de estaciones.
La motivación puede con nosotros y exprimimos el día tan al límite, que en la última bajada se nos hace de noche cuando intentábamos subir al bosque de enfrente con las pieles. Bajamos utilizando la intuición. What a day!
Reencontrar la luz del sol después de tantos días fue otro de los placeres entre los momentos brutales del trip.
13/1/2016 Improvisando en el Mount Kurodake, un paraje en verano, olvidado en invierno.
La idea que llevamos en mente era la de probar suerte en el Mount Asahidake, pero el tiempo parece que no mejorará y la opinión mayoritaria de los que han esquiado allí, es que la estación en sí es muy limitada en cuanto a pendiente y continuidad en el descenso. El ascenso al volcán es la única delicatessen. Tenemos ganas de buscar algún entorno más salvaje, aunque acceder a alguna cima y partes altas será complicado con la meteo que se presenta. El Mount Tokashi nos llama mucho la atención, especialmente el precioso corredor que se dibuja de arriba abajo. Pero las dificultades para acceder a él nos hacen cambiar el rumbo dirección al Mount Kurodake, en el Daisetsuzan National Park. Un cañón muy auténtico con inmensas paredes de roca a ambos lados. Atravesamos el pueblo y llegamos al ropeway (teleférico), pero en esta época está cerrado por mantenimiento. No nos queda otro que hacer todo el ascenso con pieles por debajo del teleférico, sin tener demasiado claro el recorrido. Acabamos buscando la subida más directa por el bosque hasta llegar a la cresta que lleva directa arriba del ropeway. Desde aquí las vistas al Mount Kurodake son excepcionales, un cono perfecto eclipsado por una masa de nubes que no quieren huir. Las condiciones en el camino de subida son terribles, un frío que entra bien adentro y ráfagas de viento que hielan el aliento. Deshacemos camino para disfrutar de la bajada entre árboles y una panorámica de fondo impresionante. Volcanes, corredores y zonas salvajes que nos generan admiración para una próxima aventura. Queríamos rematar el día en el «onsen» (zonas termales) del pueblo, pero también está cerrado por mantenimiento. Parece que hemos elegido mala época para disfrutar de la zona.
14/1/2016 La visita a Asahi-dake, nieve a tutti pleni y el volcén más alto de la isla.
Una pequeña ventana nos abre la esperanza y nos decidimos a probar suerte en el Mount Asahidake (2290 m). A pocos kilómetros de la estación, ya se hace visible la cantidad de nieve, sin duda la zona donde hemos visto más acumulaciones. Llegar es todo un espectáculo, con las carreteras cargadas y la sensación de hacer de quitanieves. Nada más llegar, un imponente sol nos da la bienvenida, con un panorámica de postal donde destacan los árboles de gran tamaño totalmente saturados de nieve.
Dani todavía está tocado y decidimos hacer una subida rápida con el ropeway y arriba decidir si ponemos pieles y probamos suerte hasta arriba el volcán o si las condiciones no son buenas hacer un par de subidas con pieles de foca.
Sólo llegar arriba, la meteo se conjura en contra nuestra y el tiempo cambia de golpe. El día se cierra por completo, la visibilidad es nula y el viento aprieta con ráfagas constantes. Tenemos claro que las líneas buenas son a la derecha, pero es imposible ver ni siquiera el relevo. Siguiendo un grupo entramos en la canal y conforme bajamos el tiempo se abre. Mucha nieve y muchas opciones, pero el desnivel es miserable y se hace difícil encadenar más de tres giros seguidos levantando polvo.
Hacemos una bajada conservadora encontrando algún rinconcito top spot que nos permite marchar con un buen sabor de boca. Nos olvidamos de poner pieles para alargar el día, ya que con estas condiciones no tiene sentido y nos volvemos hacia Chitose. Una noche en el aeropuerto y los Pirineos que nos reclaman.
Powder trees y copos XXL, el menú en Asahidake!
15/1/2016 Japan adventure in mode off: Chitose Airport-Narita (Tokyo)-Londres-Barcelona
Por la mañana temprano, toca deshacer trayecto y dejar un entorno mágico que nos ha regalado momentos únicos, ahora ya parte del pasado. Nostalgia, satisfacción y privilegio se apoderan de nosotros.
Vinimos a Japón en busca de la mejor nieve del mundo, y nos llevamos una clase magistral de respeto, empatía y civismo por parte del pueblo japonés. Esto es lo que realmente nos marca. El resto, sólo era para alimentar nuestras adicciones. Sin duda, un país, una gente, una naturaleza y una cultura que enamoran. Nos espera un viaje de más de un día sin ver la noche.
Rigato daimas Japow!
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